3 PRINCIPIOS DE SABIDURÍA ADOLESCENTE

De las terapias que más disfruto dar, son las de adolescentes.

Supongo que me reflejo en ellos cuando tenía su edad.
Tiempos aquellos, de ocio y despreocupación.
Una linda amiga que vino a unas cuantas consultas,
me trajo a su hijo «Andrés», un chavo de 13 años.

Con la típica razón de mamá:
«A ver que le haces, pero quítale lo cabrón.
¡Y que haga sus tareas!»
Durante la entrevista noté que Andrés era sumamente inteligente,
algo reservado al principio, pero se le fue quitando.

Como la mayoría en esas edades,
casi todos sus problemas giraban alrededor
de la comunicación con sus padres,
la exploración de su sexualidad
y su elección vocacional.

Después de rastrear y quitarle algunos bichillos estomacales,
procedimos a platicar sobre los conflictos cotidianos con su madre.
Lo de siempre. El adolescente no tiene en cuenta ni la personalidad,
ni los sueños rotos de mamá, ni sus esfuerzos y sacrificios,
así que piensa que los gritos y castigos son injustificados
y que él es una inocente paloma.

Así somos todos, no es algo que se quite con la edad.

Después hablamos del rumbo de su vida.
Tenía varias opciones en el menú, futbolista, matemático…
Hablamos de las prioridades escolares, de sus fallas académicas,
y llegamos a un ejercicio llamado: PRINCIPIOS DE VIDA.

En los principios de vida, uno toma 3 reflexiones, axiomas o frases,
que creamos necesario aplicar en nuestra vida,
por lo menos durante el año en curso.
La persona toma estos 3 principios y los pone
en lugares visibles, para que su mente consciente
y subconsciente se impregne de dicha información.
Cada quien elige sus principios, escritos por uno mismo
o tomados de alguien más.

La condición es que sean concisos, directos y positivos.
Normalmente a los chicos de esta edad, los ayudo bastante
en formular en sus principios,
pues no tienen mucha experiencia en este tipo
de ejercicios de expansión personal.

Sorprendentemente, Andrés dijo sus 3 principios
en pocos minutos, y después de quitarles algo de paja,
así quedaron:

1. Protege lo que tienes.
2. Mide consecuencias.
3. Disfruta el momento.

No se lo dije, pero internamente quedé anonadado.
Básicamente, habló de 3 actitudes que si
todos tomáramos, seríamos mucho mas felices.

1.Protege lo que tienes.

Andrés no tiene mucho, pero lo ama con toda su alma.
Su mamá, su papá (A kms de distancia), su familia y su escuela.
A su mamá, quedamos que la protegería
a través de sus actitudes, más enfocadas en comprensión
que en necesidad.

A su papá y a su familia, prácticamente los protegería
a través de la comunicación constante.
Su escuela sería protegida con aprovechamiento y dedicación.

2. Mide consecuencias.

Andrés sería más precavido con sus faltas a la disciplina,
que en la escuela ya habían tenido varias llamadas de atención,
y con su mamá, ya le habían valido varias semanas
de arresto al X-Box, al I-Pad y al Game Boy.

3. Disfruta el momento.

Con eso, Andrés cerró con broche de oro.
Nada como vivir en el ahora, para ser feliz.

Esa noche, me hice serias preguntas a mí mismo,
sobre los 3 principios de Andrés.
¿Los estoy llevando a cabo?
¿Dónde estoy siendo indiferente con mis «posesiones»?
¿Dónde estoy siendo demasiado descuidado?
¿Qué tanto me amargo los «ahoras»?

Aun sigo en eso.

Gracias Andrés, por mostrarme que la adolescencia de ahora,
tiene el potencial de cambiar al mundo.